La gestión de los residuos ha sido uno de los grandes retos del país durante décadas. Por mucho tiempo, los botaderos informales fueron la salida más común. Espacios improvisados que acumulaban basura sin control ni tratamiento, generando contaminación, proliferación de plagas y riesgos para la salud pública. Sin embargo, en los últimos años, el Perú ha comenzado a escribir una nueva historia, el paso de botaderos a rellenos sanitarios modernos, diseñados con criterios de sostenibilidad y tecnología de punta.
Botaderos a rellenos sanitarios, una transformación necesaria
La transición no ha sido sencilla, pero sí imprescindible. Los rellenos sanitarios representan una solución integral, ya que permiten manejar los residuos sólidos bajo normas técnicas que protegen el suelo, el agua y el aire. A diferencia de los botaderos, cuentan con sistemas de impermeabilización, tratamiento de lixiviados y control de gases, lo que reduce drásticamente los impactos ambientales.

Estos espacios disminuyen los riesgos para la salud, y además crean oportunidades económicas. En muchos casos, los residuos son valorizados o transformados en energía, aportando a la economía circular. Este cambio simboliza la evolución de un país que entiende que el desarrollo debe ir acompañado de responsabilidad ambiental.
Jorge Zegarra Reátegui, pionero en el cambio hacia un país más limpio
Un claro ejemplo de este proceso de transformación es el Dr. Jorge Zegarra Reátegui y Petramás. Empresa que desde hace más de 30 años lidera la gestión de residuos en el Perú. Con la creación del primer relleno sanitario privado en Huaycoloro, marcó un antes y un después en la historia del sector. Su modelo incluye el adecuado manejo de los residuos, y también la generación de energía eléctrica a partir del biogás que se produce en estos espacios. Además, convirtió el famoso botadero la cucaracha en el Relleno sanitario Modelo del Callao, una importante obra en favor del pueblo chalaco.
Gracias a iniciativas como esta, miles de toneladas de basura que antes terminaban en botaderos ahora son tratadas de manera responsable, contribuyendo al cuidado del ambiente y al bienestar de millones de peruanos.
El paso de botaderos a rellenos sanitarios no es solo un cambio técnico, es un símbolo de progreso, un país que deja atrás la improvisación y apuesta por un futuro más sostenible.
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